COMO LA ALINEACIÓN DE LOS ASTROS.

Sería fantástico tener la capacidad como cualquier astrofísico o físico matemáticos de calcular y apreciar en los números y en su forma abstracta las grandes cosas del universo para así disfrutar su esencia material y visual. Y de ser posible los vínculos que nos unen a los seres humanos con las estrellas.

Pero va a ser que no!, que no es esa la alineación de la que quiero hablar, sino de la que un día H.C.B. aquél hiperbólico fotógrafo francés que habló siempre de “el instante decisivo”, y mencionó que cuando se colocaban en un mismo sentido, la cámara, el ojo y el corazón era posible la foto imaginada. Y que todo el sentido de artificios necesario no era más que el de estar atento y aguantar la respiración y poner todo en función de esa realidad que pasa delante de nosotros. Y si todo confluye, ahí estará esa fotografía que viene sola hacía la cámara que te busca y que por razones no muy conocidas hace que ese momento sea “el momento”. Que todos nuestros sentidos de la creación, las técnicas acumuladas, mil veces vistas y estudiadas, parezca nada y que todo ese lío de la casuística: remita cualquiera formación e instrucción del fotógrafo a algo menos que cero.

Ciertamente no es exacto que solo en el momento cuando se hace la fotografía, estará siempre un ojo con la alineación dispuesta para hacer la foto marcada que nos atraerá infinitamente, como algunas imágenes de esas que muchos conocemos y que forman parte del subconsciente visual colectivo, bien de aquí o de allá.

Sin ánimos de oponernos a aquella célebre frase de Alfred Stieglitz que decía “Siempre que haya luz, se puede fotografiar” y entendamos luz por todo aquello que baña al objeto y al sujeto y nos deja ver sin pensar demasiado en la velocidad a la que se desplaza el as luminoso, quedaría fría y desprovista de creatividad la frase de Stieglitz, un genio fotográfico en los inicios del siglo XX, algo desconocido por ser; tanto fotógrafo como precursor y luego por su vocación de impulsor y promotor de la fotografía en Estados Unidos. Si todos acordamos que: además de luz, se necesita el conjunto de espacio-objeto-sujeto, en tanto la luz en sí no existe para la fotografía si no existe el cuerpo que con ella se baña.

Pero volviendo al “instante decisivo” es curioso que cuando hablamos algunos amigos con la misma afición y respeto a la fotografía; de las personas que tanto han dedicado tiempo y talento en detener ese momento mágico y menos elaborado, coincidimos en que no se busca!. Es cierto está ahí y punto, mirabas porque estabas, y la escena apenas importa. Y casi por norma sucede cuando menos lo esperas, sin estar en el mejor sitio ni buscando esa grandísima complicidad compartida que llevamos dentro casi todos cuando pensamos secretamente algo así como: “haré la imagen mas impactante que jamás exista” es entonces que ahí me detengo a creer que la cámara cuenta, que los objetivos; el ojo etc. estarán mas o menos dispuestos para verla. Pero no olvidemos que lo mas necesario, lo imprescindible que ese día, a la hora precisa y en el momento exacto necesitaremos será, la suerte y el corazón.