Auto-didactismo, la cultura impuesta.

Hoy existe una fuerte tendencia a valorar todo el conjunto de las producciones artísticas, y me refiero a las artes visuales, por ejemplo, pintura; escultura; fotografía; etc. que en sentido general se tiende a pensar que existe una especie de inflación de estas producciones y que infinidad de creadores que, con o sin talento artístico se enfrentan al reto de la producción de arte de una forma superflua.

Que adentrándonos en la valoración de esta ingente cantidad, es supuesta mente el resultado de la banalidad y superficialidad con que se enfrentan los creadores a la obra de arte, entre otros por la imposición e inmediatez de los medios actuales, breves y directos. Desde un punto de vista, estos medios fundamentalmente creados para ejercer en la publicación o publicidad inmediata que no es lo mismo; y estos se asumen como medios de trabajo, ya sean trabajos de personas cuya vinculación con la cultura no es equiparable a la de artistas de otros tiempos, por ejemplo en el periodo de las primeras vanguardias del siglo XX, escogemos cualquier artista como: Max Beckmann, que nació a finales del siglo XIX en Leipzig Alemania y estudió arte en Weimar, haciendo periplos por Europa y adquiriendo conocimiento sobre la tradición artística del continente europeo y su obra en sentido general muestra con cierto lirismo la estética expresionista del dolor haciendo referencia a la Alemania de la guerra con pinturas e incluso esculturas. O por mencionar artistas anteriores al siglo XX, Cándido López, pintor argentino nacido en 1840, que dio sus primeros pasos como daguerrotipista a mediados del siglo XIX y que luego se dedicó por completo a la pintura histórica, naif, desde la fotografía incorporó el conjunto de elementos de diseño y composición de la fotografía para aplicarlos a la pintura.

Sin profundizar en ello, hoy un creador cualquiera y de cualquier continente, tiene acceso a una especie de democratización de los conocimientos culturales que en definitiva hacen que el background artístico que pueda poseer, le permita mostrar con su lenguaje propio o asumido, obras que refieran simbólicamente al entorno que le rodea. Por ejemplo un adolescente que nació en 1998, en los albores del nacimiento de la tecnología informática y su popularización, ha tenido oportunidad de asimilar infinidad de elementos culturales y habilidades artísticas que le permitan actuar como productor de arte, ya que en esa “democratización”, tanto por los sistemas de juegos virtuales, de programas o aplicaciones que obligan a entender y conocer conceptos que tienen que ver con las estructuras de la creación de imágenes, por ejemplo: la renderización, montaje o maquetación que requiere cualquier programa de nivel usuario o por decir algo afín y muy genérico, la edición de cualquier formato de grabación digital. Y si entendemos esto, también será fácil entender que una vez dominada cierta forma de hacer arte, entonces con algo de contenido se hace posible que una mayor cantidad de personas con creatividad accedan a crear, sean mas, o menos publicitados en la prensa cultural.

Eso desde mi percepción, no garantiza una nueva era de sociedades plagadas de personas con cultura y vocación por el arte, pero si, por fuerza ayuda a que la masificación en el sentido intrínseco propicie el terreno para la desarrollar mayor cantidad de comentarios entorno a la cultura.

Dicho así, si la cultura es un quinto poder, y refuerza la educación, por ejemplo;

sobran palabras de apoyo para este nuevo autodidactismo y no banalismo del conocimiento.